Cuando Carmen me llama para hacer una tarta me tiemblan las piernas, porque siempre se convierte en un reto. Esta tarta tenía que ser especial, por todo, porque era el día de su pequeña Anna, que es un ángel en vida, porque iban a poder celebrarlo todos en familia, porque se lo debía por haber confiado en mí desde el principio y porque se lo merecían como el que más....
La idea inicial era una tarta de princesas Disney, pero como parecía muy típico y algo difícil de encajar para hacer algo original, transformamos la tarta en un gran castillo dónde la única princesa iba a ser Anna y ninguna otra le iba a quitar protagonismo.
Ellos no son muy amantes del fondant, así que fueron tres pisos de bizcocho de chocolate bañado en almíbar de chocolate valor y relleno de nutella, cubierto de nata coloreada, con purpulina comestible y aunque las torres eran falsas, escondían en ellas gomilonas y esponjitas!!!!!
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